lunes, enero 11, 2010

María en el corazón


Línea 4 "San Bernardo"
y apagándose el verano,
los dos metros se pararon.
Y yo, sentado, mirando.

Sentada en el tren contrario,
también me estaba mirando.
Sonreí, sonrió, y supe
que no estaba soñando.

Pobré a cerrar los ojos
por ver si se evaporaba,
y el destino, en un antojo,
la mantuvo en la ventana.

Dijo su nombre en un gesto
que ni dijo, ni se oía,
pero yo sentí un estruendo,
y el estruendo repetía:

María.
Dijo en silencio.
María.
Repetí ileso.

María.
Sencillamente.
Y yo ileso.
Milagrosamente.

Yo le propuse bajarnos
y sonó como un disloque.
Ella bajó la cabeza,
negando, con un reproche.

Luego volvió a sonreír,
y se dio la vuelta en vuelo,
pintando en el aire olores,
revueltos como pañuelos.

Silbó el metro y de repente,
lo que no empezó, acababa.
Y María entre la gente,
se fue junto a su ventana.

Yo me quedé en el vagón,
moviendo la testa en vano.
María en el corazón.
Y el corazón en la mano.

María.
Dijo en silencio.
María.
Repetí ileso.

María.
Sencillamente.
Y yo ileso.
Milagrosamente.



Patxi Andión

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